La sesión de hoy del G1 estuvo dedicada a conocer la situación sociosanitaria y laboral de otras mujeres en otras culturas. Y es que hoy en Educación Afectivo Sexual y en orientación laboral aprovechamos para ver el documental que lleva por título “ Mujeres indígenas de Camboya” realizado por la ONG española Psicólogos Sin Fronteras ONGD.
De todo ese material retuvimos datos tales como que una de cada seis mujeres indígenas de Camboya sufre violencia de género. En más de la mitad de los casos, las agresiones están asociadas con el alcohol, un producto que ha pasado de ser ceremonial a cotidiano, en un intento de huida de una pobreza que la crisis está agudizando en esa zona.
En un estudio financiado por la AECID y, que lleva varios años trabajando con las poblaciones de Ratanakiri, una provincia al noreste del país asiático dan datos tan horribles como que un 72% de las mujeres asegura que conocen a una que murió durante el parto, que en casi todos los casos se realiza en casa con ayuda de una partera de la población. Uno de los problemas es que cortan el cordón umbilical con un trozo de bambú que trae el padre; es una tradición que causa numerosas infecciones. Además una de cada cuatro mujeres indígenas, justifican las agresiones que sufren a manos de sus parejas, aun cuando reconocen que están asociadas a la bebida. La marginalidad social en la que viven en Camboya se ve reflejada en el hecho de que un 63% no hablan el khemer, la lengua oficial del país, aun cuando dependen de los servicios públicos sanitarios para salir adelante.
Toda esta información nos ha dado mucho que pensar. Las mujeres allí trabajaban de sol a sol, sin un trabajo digno y ni bien remunerado, apenas tenían para comer, y como no sabían leer las engañaban a la hora de vender lo que producían en los huertos. Además no cuidaban su salud manteniendo hábitos poco recomendables lo que las hacía enfermar y morir muy jóvenes.
Lo más positivo que vimos fue el proyecto que hace esta ONGD en ellas, que consiste en formar a promotoras de género que asistían a cursillos de salud y sexualidad, y que destinaban horas aprender un oficio, también las enseñaban a leer. Luego ellas hacían lo propio con sus vecinas.
¡ Menuda situación la de Camboya! Sería bueno que nos implicáramos cada uno/a, en la medida que pueda, para ayudarles, que pudieran escolarizar a los niños y las niñas y dales un futuro mejor. ¿ No?
Textos: Merce, Raquel y Pili.
Fotos: Varios.
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