jueves, 24 de junio de 2010

RAKU EN LA ESCUELA DE CERÁMICA DE AVILÉS:

El martes, 22 de Junio, fuimos a la Escuela de cerámica de Avilés a participar en la fiesta de fin de curso, ya finalizamos el primer taller de iniciación en el que preparamos un mural, ya os contaremos. Pues bien, dicha fiesta incluía una muestra de raku. El raku es una técnica tradicional oriental de elaboración de cerámica utilitaria. Se cree que es originaria de Corea, sin embargo es en Japón donde ha florecido y encantado a todos los que tienen contacto con ella. Jesús Castañón , escultor y ceramista que es profesor de la escuela ejerció de maestro de ceremonias y nos explicó todos los pasos de la técnica.
PROCESO DEL RAKÚ:

Las piezas antes del proceso.

El primer paso: es la mezcla de los distintos minerales para elaborar la arcilla. Luego cuando el barro pierde parte del agua, hay que modelarla y darle forma a la pieza no puede ser ni muy gruesa ni muy fina como para que rompa. Se pinta la pieza, se hace el bizcochado ( la primera cocción en el horno tradicional) y después en el exterior de la escuela se escenifica la cocción de la técnica del rakú.

En un horno se colocan las piezas, no se puede apagar el fuego hay que vigilar el proceso, se deja cocer y cuando ya está lista se sacan con unas pinzas las piezas, una a una, cuidado que queman, y se colocan en unas bandejas ( que previamente se han preparado) con serrín. Las piezas tienen que quedar completamente tapadas.




Se sacan, parecen negras todas manchadas y te salpica la cara de cenizas, es muy simpático el proceso. Hay que meterlas en agua, y al pasarlas por agua salen a la luz muchos colores. Con un estropajo se eliminan los restos de ceniza.
Lester echando serrín a las piezas.
Esto del raku, merece la pena si no lo conocéis que lo veáis, si no habéis tenido la suerte de presenciarlo. Nosotros/as nos documentamos antes de ir a verlo, y como dice Manuel Cimadevilla – en Meres sabrán más quizás de lo que aquí contamos – en un reportaje en la revista El Súmmun que edita Ámbitú S.L:
… Cada pieza de Rakú, es como uno mismo, con sus luces y sus sombras, sus partes débiles y sus detalles hermosos, pero, como a las personas, hay que quererlas tal y como son, aceptarlas como salen del horno, ir descubriendo la belleza que se esconde en unas formas alejadas del canon estético clásico. Una pieza de rakú es un ser vivo porque ha tomado su cuerpo de los cuatro elementos y su alma, de la persona que la ha hecho”.

Hemos cogido estas declaraciones del ceramista Cimadevilla porque nos parece que definen perfectamente cómo es esta técnica japonesa. Fue una experiencia muy gratificante ver la cocción con la técnica del rakú en plena calle, agradecemos a la escuela la invitación y esperamos repetir la experiencia.

Compartimos la experiencia con alumnos/as adultos/as de la Escuela, aquí los vemos colocando las piezas en el serrín.



Rascando para destapar los colores de las piezas.



Espectacular acabado.






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