
Esperamos que vuelva a vernos por aquí cualquier día, porque le vamos a echar de menos, siempre estaba bien temprano en el portón sonriente para entrar. Se hizo nuestro amigo, en el sofá de la entrada pasamos buenos ratos con él. ¡ Qué risa! cuando trajo un móvil nuevo, no se arreglaba con él, y allí estuvo Quico, un compañero del CAI, dándole lecciones. Así que aprendimos cosas jutos/as. ¡ Ah! y cuándo se cortó el bigote ¡ si hasta parecía otro! , estaba como más joven.
Eso sí, él era un manitas, más de una cerradura que fastidiamos de las taquillas nos la arregló.
A ver si vuelve pronto a vernos, nos prometió que vendría un día, de la que iba a pasear a su perrito.
Para la despedida hicimos una pequeña fiesta, y le regalamos de recuerdo alguna cosilla de las que hacemos en el taller.
Lo dicho ¡ Hasta pronto, Pedro!
Un abrazo y todo el cariño de tus amigos/as del CAI de Villalegre. Se hace raro entrar el centro y no verte.
Fotos: Merce y Lester.
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